lunes, 12 de julio de 2010

Tonterías.

Este sitio es mi hogar. Es de las poquísimas cosas de lo que estoy completamente segura.

Cuando voy en el coche y reconozco esas carreteras, esos árboles que me encantan, esas rotondas y el cartel que señala los 7 kilómetros que faltan para llegar… sonrío.
Es todo. Es el sonido del mar, el viento, las mismas sabanas de todos los veranos. Es la gente, son las fiestas, las risas, los recuerdos. El único sitio en todo el universo en el que soy feliz solo de estar aquí, el único sitio donde puedo ser yo, donde nada más importa demasiado.

Es demasiado. Todo un año, un curso entero en el que no hay día que no pienses “Que ganas tengo de ir” De sentarte en una incómoda silla de plástico y acabar en el tumbado en el suelo porque es mucho más confortable. De pasar tardes enteras hablando y compartiendo anécdotas. De que las mismas bromas nunca pasan de moda y cada día te hacen más gracia. De esperar impacientemente las doce del mediodía para ir a la playa, o las cinco de la tarde para no volver a casa hasta pasada la medianoche.

Es un lugar donde el despertador no parece tan cruel. Donde el cruel es el calendario que hace pasar los días demasiado rápido. Un lugar en que las zapatillas sobran, en el que la marca del bañador se exhibe como un trofeo. Donde se espera con ganas un poco de viento para ir a surfear. Donde cualquier excusa es perfecta para armarla y montar una fiesta. Donde la palabra “menores de edad” les da igual a la hora de vender lo que sea. Donde un coche se convierte de 5 a 7 plazas con solo abrir el maletero.

Son tantas cosas… Tantas para describir en tan poco espacio. Tantas que… en realidad no es tanto. Pero lo tienes tan idealizado que es un paraíso. Un paraíso personal.
Y en el que en realidad también abundan las cosas malas. Pero no por el hecho de estar allí ni entre la gente de allí, sino porque, normalmente, cuando tienes un problema, no tienes solo uno, entonces no le prestas mucha atención.

Pero al estar aquí, donde los problemas de casa desaparecen, cualquier otra tontería parece un mundo. Lo juro, cualquier tontería.
Pero es un precio que estoy más que dispuesta a pagar por pasar los mejores meses de mi vida. Porque cada año es mejor y peor a la vez. Porque ríes, lloras, gritas de emoción y sobretodo, aprendes.

Los mejores días de mi vida hasta hoy los he pasado aquí. Y estoy segura de que seguirá siendo así. Este sitio siempre será mi santuario, mi lugar de inspiración y reflexión. Un lugar que defenderé hasta la muerte de cualquier persona que intente cambiarlo.

Y siempre estaré orgullosísima de llamar a este sitio mi hogar.

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