martes, 29 de marzo de 2011

Valor infravalorado.

Hoy día oímos hablar mucho del esfuerzo, de la necesidad de esforzarse para conseguir algo en la vida. Sin embargo, la sociedad nos está vendiendo la idea contraria a la necesidad de esfuerzo. ¿Por qué ocurre esto?


Parece ser que actualmente está en cabeza de toda persona menor de veinticinco años que es posible vivir cómodamente sin esforzarse lo más mínimo, y no van muy desencaminados. Es posible tener una ‘’buena vida’’ sin mover un dedo, siempre tendrás cerca a unos padres que te harán la comida, te lavarán la ropa y te harán el ‘cura sana’ si te haces algún rasguño. Así es como nos han educado, y así es como irremediablemente educaremos a nuestros hijos al no tener otro modelo de educación.


¿Qué pasará? Pues que poco a poco y sin poder evitarlo se irá perdiendo el valor del esfuerzo, será un valor infravalorado, redundancia incluida, inexistente me atrevería a decir. Hoy en día ya anda muy perdido, como podemos observar en los ejemplos con los que día a día nos bombardea la televisión: programas insulsos en los que gallos y gallinas por llamarlos de algún modo, se gritan y pelean entre sí discutiendo de la vida privada de otra persona, ¿qué ocurre entonces? Los niños, pre-adolescentes, adolescentes, estudiantes y futuros madres y padres toman como ejemplo para tener una vida mejor el ser un ignorante que no tiene la menor vergüenza y muestra su vida por la televisión, todo por unos buenos fajos de billetes.


La mayor parte de los ídolos que mueven masas actuales han llegado hasta donde están sin esforzarse de ninguna manera, simplemente teniendo la cara un poco dura y aprovechándose de cualquier situación. Y esto hace que nos creamos lo suficientemente capacitados para ser importantes sin dar algo a cambio.


Además de todos estos malos ejemplos que siguen los jóvenes, y no tan jóvenes, ciudadanos del mundo sin capacidad para razonar por sí solos, podemos encontrar chavales que sí que valen. Que conocen el valor del esfuerzo, que saben que las cosas no vienen solas y que están dispuestos a sacrificarse para llegar hasta donde quieren llegar. Y estos no son ninguna minoría, ni mucho menos. Lo que pasa con estos chavales es que se esconden. Sí, se esconden. Estoy hablando de jóvenes en edad de estudiar, de colegios e institutos, que se ven obligados a callarse para sí mismos todos los esfuerzos que tienen que hacer para sacar buenas notas y que, aún así, son discriminados por el resto de sus compañeros por el simple hecho de tener unas notas más altas. Esto causa que muchos de estos jóvenes desistan, prefieran tener unas notas más bajas para tener la aprobación de los demás.


Para mí está clarísimo. El valor del esfuerzo se aprende, no se nace con él, y es deber de padres, tutores y de la sociedad en general hacer que las futuras generaciones que habitarán nuestro planeta tengan unos valores mínimos, ya que de otra manera se perderá uno de los mayores logros del ser humano: la inteligencia.

lunes, 28 de marzo de 2011

Cómo ganarse la vida sin hacer nada.

Los reality shows, definición del diccionario: Programa televisivo que muestra como espectáculo los aspectos más morbosos o marginales de la realidad.


Para mí, una forma fácil de ganar dinero entreteniendo a un puñado de trabajadores aburridos. Está claro, los gustos de este país en cuanto a programación televisiva nunca han ido dirigidos en su mayoría a programas que hagan trabajar al cerebro, más bien siempre ganan en audiencia cadenas que retransmiten lo que hoy en día conocemos por ‘telebasura’.


Pero no voy a escribir acerca de aquellas personas que después de un día de trabajo prefieren dejar a sus neuronas reírse de la incultura de aquellos que se ganan la vida destrozando la de otros, no. Voy a hablar acerca de todos aquellos que, sin apenas tener un título de graduado en ESO, ganan más dinero que un gran médico sin hacer nada. Bueno, nada más que plantarse delante de una cámara de televisión gritando para tener más razón y acusando a otras personas de haberse divorciado o haber dicho alguna palabrota cuando no tocaba. No me parece para nada justo que por haber estado casado con algún personaje famoso, o por haber salido en algún programa vendiendo tu vida, tengas derecho a ser alguien en este mundo.


Las cosas se tienen que ganar, y no porque tengas más dinero, o fama, o influencia en la gente eres superior en todos los sentidos. Ya sé que no pasa esto en todos los casos, pero si alguien es capaz de vender sus trapos sucios a cambio de dinero es porque dignidad, tiene más bien poca.


Pero que aún me saca más de mis casillas es la gente que gana dinero por vender la vida de otras personas. Aunque no sé que es peor, si la falta de moral de esas personas, o la falta de dignidad de aquellas que pagan por saberlo. Y pagan, mucho, muchísimo dinero.

Y no podemos hacer nada. Bueno, sí podríamos hacer algo. Pero dudo mucho que todo el país se pusiera de pie e hiciera sentada de no ver esa clase de programas. Sería una buena forma de demostrarle al mundo que no somos unos currantes palurdos, pero, por desgracia, lo somos. Somos simios prehistóricos que cancelamos canales de noticias para poner en su lugar un reality show 24 horas en el que personas sin educación conviven juntas por dinero.


¿Llegará el día en el que podamos encender la televisión y en lugar de ver mujeres y hombres sentados gritándose los unos a los otros sobre el divorcio de Fulanito, o la muerte de Menganito, podamos ver historias que nos hagan reflexionar, en resumen, pensar?


Me gustaría pensar que sí, que quizás algún día llegará, pero, viendo actualmente lo que triunfa en televisión y con la premisa de que siempre tiempos pasados son mejores, miedo me da el futuro al que nos enfrentamos.

martes, 1 de marzo de 2011

Involución.

“La juventud ha cambiado con el paso del tiempo, hoy en día son absueltos por la sociedad y el mundo que los rodea. A medida que pasa el tiempo la juventud es más rebelde, llegando al punto de manipular a quien se le antoje a su modo.”


Esta frase la he podido leer en un conocido periódico español en un artículo acerca de las nuevas generaciones. ¿Es en eso en lo que nos queremos convertir? ¿En manipuladores? Personalmente, no me hace especial ilusión que me incluyan entre semejante generalización.


Hoy en día, es inevitable generalizar, en todos los aspectos. Apenas nos damos cuenta de ello, pero siempre lo hacemos. Y precisamente por eso, se nos olvida que existen ciertas excepciones, sí, esas que confirman la regla. Cualquier persona adulta que tenga que hablar sobre la manera de divertirse de los jóvenes, inmediatamente pensará en fiestas, música, alcohol, incluso drogas más fuertes. Y, para qué mentirnos, tendrá toda la razón del mundo.


Pero yo no estoy de acuerdo con esa generalización total. Estoy harto de que ya solo por aparentar una edad comprendida entre los trece y los veinte años, todas las miradas acusadoras estén puestas sobre ti ante cualquier acusación o deterioro.

Ya, simplemente por ser adolescente, tengo que emborracharme, tomar drogas y meterme en todo tipo de líos. Pues no, señores, no es así.


Todavía hay mucha gente que prefiere mil veces quedarse en casa viendo una película a salir a la discoteca. Aún hay jóvenes que solo beben refrescos, y que no encuentran la diversión en no acordarse de nada al día siguiente. Aún los hay que se preocupan por sus estudios, que piensan en un futuro un poco más allá del inmediato, que se preocupan por ellos mismos y por su salud.


Hay pocos, puede ser, pero estoy seguro de que habría muchos más si se les valorara más. En cambio, en nuestra apreciadísima sociedad se ve con peores ojos a estas personas, tachándolas de frikis, raros o inadaptados sociales, busquéis el sinónimo que busquéis, llegamos a la misma conclusión.

Son marcados y marginados, porque ellos son la minoría. Pero esto no debería ser así

Que la mayoría de jóvenes sean unos juerguistas que sufren para llegar al aprobado no quiere decir que eso sea lo mejor. Totalmente al contrario. Esas personas son las que deberían sentirse fuera de lo común, deberían sentirlo para intentar cambiar, para darse cuenta de su situación antes de que fuera demasiado tarde.

Pero en cambio, no es así.


¿Qué pasa con esta sociedad? ¿Estamos destinados a ir perdiendo las costumbres poco a poco? Mi respuesta, cuando miro alrededor, está clara: Sí.

No sé si es posible científicamente, pero intelectualmente… estamos involucionando.