martes, 27 de julio de 2010

Como un boomerang.

El mundo no gira en torno al sol, ni a una persona, ni a un país, ni a una institución. El mundo gira en torno a las mentiras. Todas las personas mienten. Unas más que otras pero todas lo hacen en algún momento de su vida.

Cuando eres un niño lo haces sin darte cuenta, “ya estaba roto” o “se ha caído solo, yo no he sido”. Mentiras inocentes que solo hacen daño a un jarrón o una ventana puesta en medio de la trayectoria de una pelota.

Luego creces, digamos ya en la adolescencia. Aquí la mayoría de las personas se llevan la palma. Podría preguntar a mil adolescentes de todo el mundo y apostaría mi paga a que la media de mentiras está cerca de una por persona al día.
No tienen porqué ser mentiras enormes, puedes ser pequeñas cositas y falsedades que todos decimos a diario casi sin darnos cuenta. “No, no me apetece” “Que va, si me cae muy bien” “Eso yo ya lo sabía” “En serio, me acabo de enterar” “No creí que pasaría”, cosas muy simples, y cosas muy serias “te quiero”.

No quiero engañar a nadie. La 50 por ciento de las veces que estas dos palabras se pronuncian son mentira. Y más aun en estos tiempos. Antes, yo oigo hablar a mis abuelos, costaba Dios y ayuda decirle a alguien te quiero. Decirlo era casi como pedir matrimonio. Algo muy serio, una promesa, una verdad. Era un maldito compromiso. Ahora solo hace falta conectarse a cualquier red social para ver comentarios como “lo que la quiero” “te amo con locura” “eres mi vida entera”.

¡Y ni siquiera llevan una semana! A ver, vale, puede que hayan vivido antes su historia, que viniera de lejos y esas cosas. Pero yo hablo de gente que se conoce un día y salen al día siguiente, y no duran ni un mes. Y al cabo de otra semana ya están amando a otra persona. ¿Eso es normal?
¿Qué pasa cuando luego dos personas se quieren, se aman de verdad y quieren demostrarlo? Es imposible. Está claro que si ellos se quieren les da igual el resto, pero, ¿y si uno de ellos no sabe como demostrárselo al otro? Pueden decirle esas dos palabras claves mil veces, pero seguiría sin sonar como quieres que suene. Es lo peor. Odio esa sensación. Palabras que se usan tan mal que acaban perdiendo el significado.

Y precisamente por eso, se puede mentir con las palabras. Que se mienta con palabras sin mucho significado ya jode, pero que se mienta al decir te quiero es penoso. Juegas con las personas. Me gustaría encerrar a las personas que hagan eso en algún sitio en el que sintieran lo que han sentido sus víctimas. ¿Lo volverán a hacer? Está claro que sí. La gente en el fondo nunca cambia, pero por lo menos un castigo no les iría mal.

Cuando pasas la adolescencia y te conviertes en un adulto, bueno, solo puedo hablar por lo que yo veo. Hay gente que miente por ellos mismos, por conseguir más dinero, un mejor trabajo, una mejor posición. Pero luego hay gente que miente por su familia. Para que sus hijos crezcan mejor, o incluso para educarlos. A todos nos han educado con mentiras. Cosas como “si no te duermes vendrá el coco y te comerá” o “Si no te comes las verduras no te pondrás fuerte”. Esas son mentiras piadosas, que a lo mejor sirven para un bien. Pero son mentiras.

El ser humano es un egoísta y un mentiroso por naturaleza. Entonces, creo que no hay que procurar no decir mentiras, si es para algún bien, pero si vas a hacer mas mal del bien que consigas, oye, piénsatelo dos veces. No seas impulsivo.
Porque si mientes haciendo daño a las personas, luego no podrás quejarte cuando te hagan daño a ti con una mentira. Y te aseguro que todo el mal se devuelve. Es el karma. Ese gran enemigo junto con el tiempo, los celos y las hormonas.

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