miércoles, 28 de julio de 2010

¿Despedidas?

¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer?... ¡Joder!

Vale, es bueno tener tiempo libre para pensar, pero pasarse nueve horas dándole vueltas a la misma maldita cuestión y no sacar nada claro es estresante. Ahora es cuando de verdad necesito a esos amigos que saben darte la solución, o por lo menos alguna pista para saber que escoger.


Pero, mis amigas tienen que ser las personas mas bipolares del universo. Cuando decía de ser amigos, ellas decían que nada, que cortara toda relación. Ahora que les hablo de cortar me dicen que le trate como a un amigo, normal y corriente. Que fluya, que no planee nada.

¡Pero me es imposible! Si no se aclaran ni ellas, imaginaros yo.


¿Qué hacer? No lo sé. Y en el fondo lo sé. Sé que voy a hacer mal. Sé que voy a tratarle mal por despecho, por el simple hecho de que él me haya tratado así durante tanto tiempo. Pero, ¿es eso lo que debo hacer? Una vez dije que siempre haría lo que yo creyera mejor para mi en lo que a él respectaba, pero ahora… ya no sé lo que va a ser bueno y lo que no.

martes, 27 de julio de 2010

Como un boomerang.

El mundo no gira en torno al sol, ni a una persona, ni a un país, ni a una institución. El mundo gira en torno a las mentiras. Todas las personas mienten. Unas más que otras pero todas lo hacen en algún momento de su vida.

Cuando eres un niño lo haces sin darte cuenta, “ya estaba roto” o “se ha caído solo, yo no he sido”. Mentiras inocentes que solo hacen daño a un jarrón o una ventana puesta en medio de la trayectoria de una pelota.

Luego creces, digamos ya en la adolescencia. Aquí la mayoría de las personas se llevan la palma. Podría preguntar a mil adolescentes de todo el mundo y apostaría mi paga a que la media de mentiras está cerca de una por persona al día.
No tienen porqué ser mentiras enormes, puedes ser pequeñas cositas y falsedades que todos decimos a diario casi sin darnos cuenta. “No, no me apetece” “Que va, si me cae muy bien” “Eso yo ya lo sabía” “En serio, me acabo de enterar” “No creí que pasaría”, cosas muy simples, y cosas muy serias “te quiero”.

No quiero engañar a nadie. La 50 por ciento de las veces que estas dos palabras se pronuncian son mentira. Y más aun en estos tiempos. Antes, yo oigo hablar a mis abuelos, costaba Dios y ayuda decirle a alguien te quiero. Decirlo era casi como pedir matrimonio. Algo muy serio, una promesa, una verdad. Era un maldito compromiso. Ahora solo hace falta conectarse a cualquier red social para ver comentarios como “lo que la quiero” “te amo con locura” “eres mi vida entera”.

¡Y ni siquiera llevan una semana! A ver, vale, puede que hayan vivido antes su historia, que viniera de lejos y esas cosas. Pero yo hablo de gente que se conoce un día y salen al día siguiente, y no duran ni un mes. Y al cabo de otra semana ya están amando a otra persona. ¿Eso es normal?
¿Qué pasa cuando luego dos personas se quieren, se aman de verdad y quieren demostrarlo? Es imposible. Está claro que si ellos se quieren les da igual el resto, pero, ¿y si uno de ellos no sabe como demostrárselo al otro? Pueden decirle esas dos palabras claves mil veces, pero seguiría sin sonar como quieres que suene. Es lo peor. Odio esa sensación. Palabras que se usan tan mal que acaban perdiendo el significado.

Y precisamente por eso, se puede mentir con las palabras. Que se mienta con palabras sin mucho significado ya jode, pero que se mienta al decir te quiero es penoso. Juegas con las personas. Me gustaría encerrar a las personas que hagan eso en algún sitio en el que sintieran lo que han sentido sus víctimas. ¿Lo volverán a hacer? Está claro que sí. La gente en el fondo nunca cambia, pero por lo menos un castigo no les iría mal.

Cuando pasas la adolescencia y te conviertes en un adulto, bueno, solo puedo hablar por lo que yo veo. Hay gente que miente por ellos mismos, por conseguir más dinero, un mejor trabajo, una mejor posición. Pero luego hay gente que miente por su familia. Para que sus hijos crezcan mejor, o incluso para educarlos. A todos nos han educado con mentiras. Cosas como “si no te duermes vendrá el coco y te comerá” o “Si no te comes las verduras no te pondrás fuerte”. Esas son mentiras piadosas, que a lo mejor sirven para un bien. Pero son mentiras.

El ser humano es un egoísta y un mentiroso por naturaleza. Entonces, creo que no hay que procurar no decir mentiras, si es para algún bien, pero si vas a hacer mas mal del bien que consigas, oye, piénsatelo dos veces. No seas impulsivo.
Porque si mientes haciendo daño a las personas, luego no podrás quejarte cuando te hagan daño a ti con una mentira. Y te aseguro que todo el mal se devuelve. Es el karma. Ese gran enemigo junto con el tiempo, los celos y las hormonas.

jueves, 22 de julio de 2010

Ninguna buena acción va sin castigo.

¿No os parece que a veces, cuando más las necesitas, las buenas noticias no llegan?
Ya no digo que has ganado un concurso, o que un familiar se acaba de recuperar milagrosamente de una enfermedad, o que se firme la paz en el mundo.

Para esas cosas hay que ser un poco paciente, ya llegarán (más o menos). Pero me refiero a buena noticia de esas que te alegran el día. No sé, como una reconciliación entre unos amigos tuyos, o entre ti mismo y una amistad perdida, o que el sueño de alguien que te importa se ha cumplido. O el darte cuenta de que una pequeña lucha que has mantenido durante mucho tiempo ha dado su fruto. Cosas así. Pequeñas alegrías.

Porque la alegría no consiste en cosas grandes que duran mucho tiempo. La alegría también puede estar en un chiste, una confesión, una simple llamada de teléfono. En exactamente las mismas pequeñas cosas en las que puedes encontrar la tristeza.
Es paradójico. Y a la vez una putada.

Porque, en estos momentos a ti te da por pensar en cómo evitar la tristeza. Y te das cuenta de que la vida es una perra que solo quiere amargarte porque es IMPOSIBLE huir de la tristeza, el enfado y las lágrimas. Es imposible porque estos sentimientos se disfrazan de felicidad, sonrisas y alegría y cuando menos te lo esperas, ¡zas! Te apuñalan por la espalda. Entonces tú te quedas ahí parado, ahogándote en tu propia sangre. Y piensas “la próxima vez tendré mas cuidado, no me volverá a pasar”

Pero, no te engañes, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Dos, y tres, cuatro… Todas las que quieras. Pocas veces aprendemos. Y en el fondo las personas no cambiamos. Pero entonces, ¿qué hacemos? ¿Encerrarnos en una cueva sin momentos, sonrisas, miradas, palabras, en resumen, sin emociones?

Tendría sentido pero, ¿vale la pena? Sí, bueno, a lo mejor te evitas unos cuantos daños, pero, ¿y todas las alegrías que te pierdes? Uf, que mareo ¿no? No sabes que hacer, no se puede evitar la tristeza sin renunciar a la felicidad.

Pues ahí va lo que yo pienso. A golpes se aprende. Y si para aprender tengo que caer quiere decir que tengo que volver a las nubes muchas veces, ¿verdad? Pues yo no huyo de las oportunidades, las busco. ¡¡NOT DAY BUT TODAY!!

Si tú no vives tu propia vida, ¿Quién lo hará? No hay que ser estúpidos y encerrarse en un recuerdo. Que sí, que son muy bonitos y todo lo que queráis. Pero no merece la pena.
Dios, se puede estar mal un tiempo, un mes, dos, incluso tres o cuatro, pero… ¡un año! ¡¡JAMÁS!!
Piensa, ¿Por qué lloras? ¿Por quién? ¿Lo merece? Si te está haciendo llorar no lo merecerá.

Entonces, ¿Qué haces ahí? ¿Tirado en el suelo llorando? Si hay que ser cruel lo seré. Pero es penoso. Es penoso que la gente se comporte así. Pe-no-so.

Mmm… Vale, creo que me ido un poco del tema. Me suele pasar. Pero bueno, es eso. Esto iba dedicado a todas esas personas que no sueñan, que tienen miedo de sus recuerdos, que se niegan a olvidar, que mienten, que pelean, que sufren, que no encuentran la esperanza en nada, que se obcecan en sus propios pensamientos sin dejar que le ayuden.

En resumen, a todas las personas enamoradas. Buena suerte, amigas.

martes, 20 de julio de 2010

Marca, ¿verdadero o falso?

Amigos falsos. Hay tantas amistades falsas en esta vida… Y de todas las clases. Conocidos en los que es mejor no confiar, amigos que te apuñalan por la espalda, amigos a los que apuñalas por el pecho, amigos que solo son amables durante un par de meses al año, y amigos que simplemente cambian.

Todos duelen, en todos hay pérdidas. La cuestión es, ¿cómo reconocer la falsedad de una amistad? Normalmente te das cuenta en momentos de crisis.
Cuando tienes un problema y necesitas a un amigo, ese será falso si no te escucha ni se interesa, si no está a tu lado a cada momento.
Cuando necesitas alguien en quien confiar, un amigo será de verdad si guarda tus secretos, si no se ríe de ti ni de tus sueños o deseos.
Cuando necesitas un hombro en el cual llorar, un amigo de verdad te dará su mano, su brazo entero, todo su ser para que te desahogues y llores a gusto.
Cuando necesitas un amigo con el que reír y compartir tu felicidad… Ahí es mucho más difícil distinguir entre amistad de verdad y amistad falsa. Porque en los momentos de euforia, siempre hay alguien que quiere aprovecharse de tu felicidad para sacar provecho. Entonces es cuando se puede distinguir. Un amigo de verdad solo será feliz a tu lado, compartiendo tu alegría como si fuera suya y uno falso… no sé, simplemente, supongo que se nota.

Y la verdad, por muy poco alentador que sea, hay muy pocos amigos verdaderos. Los amigos de verdad de toda una vida entera se pueden contar con los dedos de las manos, y aun te sobra.
Pero cuando lo encuentras, te puedo asegurar que es de las mejores cosas del mundo. Es un apoyo, una luz en el camino, un empujón, es todo lo que necesites en cada momento. Es saber que jamás estarás solo, por mucho que sientas la soledad anclada en el fondo de tu alma tu amigo estará allí para cuidar de ti aunque tú no lo notes.

Incluso un amigo de verdad se puede encontrar en la persona menos pensada. No tenéis porque pensar lo mismo, ni ser similares. De hecho, creo que cuanto más diferente mejor, porque así aprendes a hablar y escuchar a personas que no piensan como tú y aprendes a respetarlas. Un amigo de verdad puede ser esa persona que el resto del mundo dice: “¡Pero si deberíais odiaros!” Y vosotros os queréis igual. Darías la vida por esa persona, lo que sea, con tal de que estuviera bien, feliz y sonriendo.

Un amigo de verdad es lo mejor que te puede pasar en la vida. Y, de verdad, espero que vosotros tengáis la suerte de encontrar a vuestro lucero. Porque es algo por lo que luchar, por lo que seguir adelante. Por lo que vivir. Sois amigos, y el resto, pues ya no importa tanto…

Yo tengo una amiga así. Y daría la vida por verla feliz, y mataría a todo aquel que la hace llorar. Pero como sigue siendo ilegal, intento estar a su lado, que ella me sienta cuando más lo necesita, como yo la he sentido cuando más la he necesitado.
Nos conocemos cuatro años, y cada día, lo puedo jurar, la quiero más. Gracias por todo.

viernes, 16 de julio de 2010

Dream on.

Sueños. Todos sabemos lo que son los sueños, ¿o no? Creo que para cada persona los sueños son diferentes, pero el significado es más o menos el mismo. Un sueño es algo que quieres, algo que tienes que alcanzar para sentirte un poco más feliz. Algunas personas se obsesionan con los sueños, llegan a pensar que si no consiguen lo que quieren jamás serán felices. Y hay otras que ni se molestan en soñar porque se empeñan en que jamás conseguirán su meta.

No es bueno ni un extremo ni otro. Soñar esta genial, yo soy la primera soñadora que os podréis encontrar nunca, no me gusta vivir con los pies en la tierra, soy más feliz en las nubes, pero hay que aprender a soñar con un poco de cabeza.
Me explico. Una cosa es tener un sueño un poco difícil de alcanzar y otra tener un sueño imposible. No hay que ser críos y creer que todo se puede hacer realidad. Hay cosas que son imposibles, y punto. Pero tampoco hay que desanimarse por ello.

“La felicidad es lo que se siente cuando todos tus sueños se hacen realidad” Bonita frase. Pero puede que incierta. Para mí, la felicidad esta en esos pequeños sueños y deseos que voy cumpliendo a lo largo de la vida. Puede que solo sean momentos, pero la vida es eso, momentos que recordar.

Conozco los sueños de mucha gente de mi alrededor, y cuando he visto alguno cumplirse, incluso te embarga la felicidad que siente la persona que lo ha cumplido. Es muy bonito verlo. Y la mayoría de las personas de las que conozco sus sueños hacen lo que hay que hacer. Tienen sueños difíciles de alcanzar, y otros no tanto.

Eso es lo que hay que tener. Valor para marcarte metas y cerebro para saber que se pueden cumplir. Hay que soñar. Porque, si no, ¿Dónde encuentras la felicidad?
Cito de una canción del Mago de Oz: “Cuando un sueño se te muera o entre en coma una ilusión, no la entierres ni lo llores, resucítalo.”
Otra frase muy bonita pero incierta. Hay sueños que hay que enterrar para siempre. Porque también hay que ser maduros y no entrar en la más profunda de las depresiones cada vez que un sueño no se cumple, se rompe, desaparece o cualquiera de sus variantes.

La verdad, no sé que me da más pena. Si las personas que se hunden por un mal deseo o las que ni los tienen por miedo a que no se cumplan.
¿Pues sabéis? Es mucho mejor vivir en un sueño y luego caer, levantarte e ir en busca de otro que encerrarse en una cueva a prueba de daños.

Gente, hay que soñar. Si sale bien perfecto, y si no, las consecuencias te harán más fuerte, eso no lo dudes. Pero para que eso funcione, te lo tienes que creer tú.

miércoles, 14 de julio de 2010

Yes, I can.

Feliz. Estoy feliz, lo juro. Dentro de lo que cabe, hacía tiempo que no me sentía tan bien.
Sí. Antes me repetía “puedo” a menudo, como autosugestión, para que yo misma me lo creyera. Y no sé si ha funcionado, o de verdad soy lo fuerte que creía que era, pero puedo, ¡clarísimo que puedo! ¡¡Puedo con todo!!

Le tenía miedo a este día, el día de, bueno, enfrentarlo todo. Porque aunque ya te había visto dos veces antes de esta, las dos habían fallado en mi intento de pasar de todo. Me perdía en tu piel. Pero hoy no ha sido igual.

Quizás ha sido que me encontraba en un lugar donde soy feliz ya de por sí, o porque el tiempo empieza a curar heridas, dejando solo las cicatrices de algo que quiero recordar como un bonito momento. O quizás porque sentía gente a mi lado, que me preguntaba y yo veía que se preocupaban por mí.

¿Sabes qué? Lo he decidido. No te quiero. Y nunca más lo volveré a hacer. Te veo, y no siento nada, no sobre ti. Me siento engañada y herido mi orgullo, pero por ti no siento nada. Quizás un poco de lastima de saber que estas dejando pasar a la mejor amiga que tendrás nunca, pero eso lo estas decidiendo voluntariamente así que…

No te quiero. Pero me sigues preocupando. De verdad me gustaría de corazón que me dejaras ser tu amiga de nuevo. Me gusta saber qué te pasa, en que piensas, esas cosas…
Pero tú te empeñas en pensar que igual si te acercas un poco a mí me voy a imaginar cosas raras, te falta apartarme con un palo. Y ya no se de que manera hacerte entender que no es así. Me preocupas, porque no me gusta que te hagan daño. Para mi sigues siendo mi mejor amigo y como una buena amiga me preocupa lo que les pase a las personas que me importan. Pero oye, míralo como quieras. Yo ya me desahogo por aquí, espero que tú también encuentres alguien con quien desahogarte de las cosas que de verdad te importan.

Me jodería mucho que tuvieras problemas y te murieses por dentro guardándotelo teniéndome a una llamada de distancia. De verdad me jodería en el alma.
Eso es lo único que siento por ti en estos momentos. Ahora ya como te empeñes en verlo tú es cosa tuya, nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
Y tú, aun perdiéndolo, no te das cuenta de la amiga que estas dejando escapar.


Y hablando de otra cosa. Hoy es 14 de Julio. Hace ya un año que os conocí. Y, ¿sabéis en año nuevo cuando la gente se pone a reflexionar sobre lo bueno y lo malo del año? Pues cuando pensaba en lo bueno vosotros dos ocupabais mi mente por completo.

No sé qué sería de mí si nunca os hubiera conocido. Y jamás podré agradecerle al cielo lo suficiente que pusiera a dos ángeles en mi camino. Sois lo mejor, os recordaré siempre, lo sé. Tan poco tiempo, y tantas cosas…

Os deseo lo mejor del mundo a los dos, mucho ánimo y fuerzas cuando lo queráis, y saber que aquí tenéis un hombro en el que llorar cuando lo necesitéis. Porque para lo bueno os he tenido siempre. De hecho, es bueno solo porque estáis vosotros. Me encanta veros reír juntos, ver como cambiáis cuando estáis juntos, sois más sociables, se os ve más seguros cuando estáis juntos. Lo malo no importa, al fin y al cabo, solo recordaré los buenos momentos, ¿verdad? El mundo cambia, y vosotros con él.

Gracias por cambiar el mío y sacarme una sonrisa a cada minuto.

lunes, 12 de julio de 2010

Tonterías.

Este sitio es mi hogar. Es de las poquísimas cosas de lo que estoy completamente segura.

Cuando voy en el coche y reconozco esas carreteras, esos árboles que me encantan, esas rotondas y el cartel que señala los 7 kilómetros que faltan para llegar… sonrío.
Es todo. Es el sonido del mar, el viento, las mismas sabanas de todos los veranos. Es la gente, son las fiestas, las risas, los recuerdos. El único sitio en todo el universo en el que soy feliz solo de estar aquí, el único sitio donde puedo ser yo, donde nada más importa demasiado.

Es demasiado. Todo un año, un curso entero en el que no hay día que no pienses “Que ganas tengo de ir” De sentarte en una incómoda silla de plástico y acabar en el tumbado en el suelo porque es mucho más confortable. De pasar tardes enteras hablando y compartiendo anécdotas. De que las mismas bromas nunca pasan de moda y cada día te hacen más gracia. De esperar impacientemente las doce del mediodía para ir a la playa, o las cinco de la tarde para no volver a casa hasta pasada la medianoche.

Es un lugar donde el despertador no parece tan cruel. Donde el cruel es el calendario que hace pasar los días demasiado rápido. Un lugar en que las zapatillas sobran, en el que la marca del bañador se exhibe como un trofeo. Donde se espera con ganas un poco de viento para ir a surfear. Donde cualquier excusa es perfecta para armarla y montar una fiesta. Donde la palabra “menores de edad” les da igual a la hora de vender lo que sea. Donde un coche se convierte de 5 a 7 plazas con solo abrir el maletero.

Son tantas cosas… Tantas para describir en tan poco espacio. Tantas que… en realidad no es tanto. Pero lo tienes tan idealizado que es un paraíso. Un paraíso personal.
Y en el que en realidad también abundan las cosas malas. Pero no por el hecho de estar allí ni entre la gente de allí, sino porque, normalmente, cuando tienes un problema, no tienes solo uno, entonces no le prestas mucha atención.

Pero al estar aquí, donde los problemas de casa desaparecen, cualquier otra tontería parece un mundo. Lo juro, cualquier tontería.
Pero es un precio que estoy más que dispuesta a pagar por pasar los mejores meses de mi vida. Porque cada año es mejor y peor a la vez. Porque ríes, lloras, gritas de emoción y sobretodo, aprendes.

Los mejores días de mi vida hasta hoy los he pasado aquí. Y estoy segura de que seguirá siendo así. Este sitio siempre será mi santuario, mi lugar de inspiración y reflexión. Un lugar que defenderé hasta la muerte de cualquier persona que intente cambiarlo.

Y siempre estaré orgullosísima de llamar a este sitio mi hogar.

viernes, 9 de julio de 2010

Queda prohibido tener miedo a tus recuerdos.

2 meses. Hay que ver cómo pasa el tiempo cuando no se quiere. Pero, espera… ¡yo sí quiero que pase el tiempo! Entonces genial, ¿o no? Joder, sé que racionalmente quiero que pase el tiempo pero cuanto más tiempo pasa, menos me creo todo lo que pasó. Más lejos estoy de los recuerdos. Que en realidad es lo bueno, es lo que debo hacer.

Siento decirlo, porque conozco gente cercana que me importa mucho que lo esté pasando, pero paso de ser una de esas personas que tienen miedo a deshacerse de sus recuerdos y sus momentos. No quiero pasar un año de mi vida lamentándome y sufriendo en silencio porque acabo de perder unos preciosos momentos. Y a lo mejor doy a entender que igual jamás he sentido tanto, o que jamás he visto esos momentos como los estoy contando. Pero, la verdad, me da igual lo que piensen. Yo sé lo que he sentido, lo que he vivido y lo que he dicho, mi única diferencia con el resto de mortales es que yo sé que hay vida después de los fracasos. Y sé que cuanto más tiempo tardes en aceptarlo peor será al darte cuenta de lo que has perdido.

Y si estoy “tan bien” es porque sé que después de la marea, llega la calma… Y que la calma no es eterna. Cuando menos lo esperas llega algo o alguien que te cambia la vida, y por experiencia lo sé. A lo mejor no te das cuenta en ese momento, pero tu vida ya está tomando otro rumbo, creando nuevos recuerdos que cuando quieras darte cuenta de lo mucho que te han marcado y lo mucho que habrías disfrutado si pensaras como ahora, ya están demasiado lejos como para atraparlos.

¿Entonces qué hacemos? Sobretodo… ¡no tener miedo a tus recuerdos! Pero, ¡tampoco encerrarte en ellos! No puedes ni olvidarlo todo y no pensarlo nunca más ni estar pensando en que todo es como entonces para siempre. Creerme, es bonito levantarse y mirar el calendario y ver que es día X y acordarte de alguna fecha que te ha marcado. Pero no puedes levantarte, ver el día y caer en las más profundas de las depresiones. Eso jamás. Si eso, derrama alguna que otra lágrima, pero solo porque después de llorar siempre viene un subidón que nos da más fuerzas para seguir.

Cierto que después de haber pasado muchos momentos juntos, (igual no son tantos en realidad, pero a ti te lo parece) lo que más te cuesta son las costumbres. Yo que sé, un ejemplo… Estas acostumbrada a decir algo que él decía mucho. Eso cuesta de quitar. Y sobre todo, el ser lo último en lo que piensas por las noches, y lo primero por las mañanas… Eso no jode, ¡eso da rabia! O si sueñas con él, luego te despiertas y pareces tonta, y no se lo puedes contar a nadie porque te arriesgas al “te lo dije” o “por no hacerme caso, es lo normal”.

Quizás lo mereces, quizás no. Pero es algo que hay que asumir, que ya he asumido. He asumido muchas cosas ya, demasiadas diría yo. Y por lo menos, puedo aguantar de pie, seguir adelante, mirarte a la cara sin querer decirte tantas cosas, hablar de ti, muchas cosas…

Dos meses, ya han pasado dos meses. Y recuerdo ese día como si fuera ayer, y, me parece que por ser así la vida, lo voy a recordar mucho mucho mucho tiempo más. Cuanto siento si te molesta que lo pasara contigo, pero sabias a lo que te enfrentabas, ahora te jodes. Te voy a recordar siempre, y eso también lo sabes. Lo siento mucho de verdad, pero bueno, ya te dije que no me arrepiento de nada. De hecho te estoy agradecida. Sí, señor. Y en este caso, lo que tú opines, me importa un pepino.

Una vez escuché decir que todo el que había amado tenía una cicatriz, lo supiera o no. (Yo la llevo ya de por sí) Pero tú has dejado huella, por eso no voy a tener miedo a mis recuerdos, porque dentro de unos años me gustaría recordarlos con cariño, con amor incluso. Con ganas. No me quiero arrepentir de nada. Ni siquiera de haber creído tus palabras. Ya me gusta recordarlo con una sonrisa, es bonito.

Pablo Neruda, eres mi nuevo Dios. “¡Queda prohibido llorar sin aprender!”

jueves, 8 de julio de 2010

Caos.

Todo lo que debes hacer es ponerte los cascos, echarte en el suelo y escuchar el CD de tu vida. Pista tras pista, ninguna se puede saltar. Todas han pasado, de una forma u otra servirán para ir hacia adelante.
No te arrepientas, no te juzgues. Se lo que eres, no hay nada mejor para el mundo. Play, rewind, play, aún mas.
Nunca detengas tu reproductor, sigue registrando sonidos para lograr explicar el caos que tienes dentro.
Y si te sale una lágrima cuando lo escuchas, no tengas miedo, es como la lágrima de un fan cuando escucha su canción preferida.

FM 107.3 Radio Caos. Tutto le resto, e rumore bianco.

miércoles, 7 de julio de 2010

Ya no hay luces de color

Me siento más perdida que Jack Skeleton en el país de la Navidad.


¿Qué es esto? ¿Qué siento? Ya lo sabía, entonces, ¿qué ha cambiado? Nada. Aparentemente nada. Pero vuelvo a sentir esa necesidad de ir a gritar y llorar en cualquier sitio vacio. Vuelvo a sentir como me pesa andar, hablar, reír, cualquier cosa.


No es por él, eso seguro. No le echo de menos a él, echo de menos momentos con él. Todos esos momentos en los que me he sentido feliz de existir, porque estaba conmigo. Todos esos problemas que he pasado gracias a la fuerza que me ha dado. Tantas cosas. Tantas cosas pérdidas. No he perdido un amor, he perdido un amigo. Por mucho que se empeñe en asegurar que no es así, sí, lo es. O es por cosa suya o por terceras personas, pero está claro que nada volverá a ser como antes.

Se acabaron esas confidencias, esos consejos, esas lágrimas no amargas que conseguían que me sintiera querida de verdad. Se acabó todo. Y hace tiempo que lo hizo.

Lo que no sé es porque un mes después me sigue pesando. Debería hacer lo que tendría que haber hecho desde el principio, romper con todo.


Ni una sola palabra más, apenas una mirada o un “hola” cuando coincidiéramos por casualidad. Debería hacerlo. Pero desde un principio me di cuenta que podía superar todas las perdidas más rápidamente si seguía teniendo a mi mejor amigo al lado. Pero mi mejor amigo no ha seguido a mi lado. Eso solo fue una excusa para todas tus mentiras.

Quizás no me mentías a mí. A lo mejor hasta tú te lo creías. Pero, ¿sabes? No me lo creía ni yo. Si acabé pensando que era verdad es porque yo quise creerlo. Pero ahora más que nunca sé cuanto pueden mentir las palabras. Eso fue todo, palabras. Preciosas palabras y canciones, y yo sucumbí.

Siempre me pasa lo mismo. Debería aprender. Pero… ¿si no confías en las palabras en que puedes confiar? Tienes que cerrar los ojos y creer. Creer hasta que… te dan el puñetazo.

Eso me parece muy cruel, pero tampoco diré nada al respecto porque a lo mejor yo también lo he hecho y no me he dado cuenta. Bueno, sí me he dado cuenta.


Le hice eso a mi mejor amiga. Le di una puñalada por la espalda, le mentí. Jamás me lo perdonaré. No voy a llorar mas por él, no pienso hacerlo. Pero por lo que sí que lloraré siempre será por saber que he hecho pasar a una buenísima persona por lo que he pasado yo. He sido tan egoísta…y al final todo se compensa.

Por eso me siento tan perdida. Todas las personas con las que hablo del tema me dicen que estoy genial, que no parece para nada que acabe de pasar por lo que he pasado. Sobre todo aquellas que también lo han pasado y no pudieron con ello.

Pero en el fondo, igual no estoy tan genial…


AUTOSUGESTIÓN. Eso es lo que estoy utilizando. Me repito por dentro segundo tras segundo “Ni una lágrima más. Puedo con esto. No pienso dejar que un pobre infeliz me arruine la vida” Igual me paso con él. Estaba enamorado. De otra persona. Y sé que es difícil de remediar. Pero… no lo entiendo.

Todo el amor que él le ha dado, ella solo le ha devuelto mentiras, problemas, lágrimas y remordimientos. ¿Cómo se puede ser así? Supongo que eso es amor de verdad. Pero por parte de él. Por parte de ella solo veo falta de dignidad y unos celos que no son ni normales.


Supongo que es eso lo que me pasa. Celos. No, celos precisamente no. Me siento engañada. Estúpida. Eso es. Me duele el orgullo. Me duele haberme creído todas tus mentiras y haber hecho tantas cosas por ti. Me duele haber sido tan ingenua. Me duele que me importes tanto y que yo no te importe una mierda.

Y ni se te ocurra decirme lo contrario. Quizás el chico que yo conocía, mi mejor amigo, si me podría decir algo. Pero ese chico ya no está. A lo mejor nunca ha existido y todo han sido mentiras y más mentiras. Pero por ahora me lo creeré.


Ya veremos quién tenía razón en el fondo. Esa chica solo te traerá problemas. Sí, es cierto, los primeros meses serán perfectos, un paraíso personal. Pero en el fondo cada persona es como es, no podrá cambiar nunca, y tú sabes perfectamente como es ella.

Solo te doy un consejo: Si cuando vuelvas a estar herido y llorando, sintiéndote una mierda y queriendo desaparecer te das cuenta de la falta que te hacen tus amigos, llámame. De verdad, lo quiero saber. Tienes demasiada suerte, porque tus amigos no te dejaran nunca, pero si supieras lo que es perderlos… Bueno, te deseo lo mejor.


Gracias por todas tus mentiras y consejos. Ah, y si lees esto, hazme un favor. No me vuelvas a hablar hasta que te des cuenta de que todo lo que he hecho por ti me lo has pagado haciéndome sufrir. Ya es hora de pensar en mi misma como antes de conocerte. Ya es hora de hacer caso al resto del mundo y hacer lo que siempre has querido. Desaparecer. Por lo menos de ti.


Y no dudes en ningún momento que a mí me va a costar el triple que a ti, y que si en algún momento flojeo es porque me sigue importando demasiado que te hagan daño. Y eso me da la mayor rabia del mundo, créeme.