jueves, 24 de junio de 2010

Siempre hay una salida.

Camino. No sé adónde, pero camino. No aminoro el paso. Simplemente sigo adelante. Sigo. Huyendo de mi destino. No me importa dónde voy, solo camino. ¿Pero qué hago? Por mucho que camine, sé que tengo que volver atrás y enfrentarlo. Y me da miedo ese momento. Me da miedo el momento en que decida dar la vuelta y volver por donde he venido. No sé donde estoy. Hoy las nubes esconden a la luna, y no hay luz. Veo edificios, pero no se distinguirlos en la penumbra. Oigo risas lejanas, huele a sueños y a… amor. Malditos sean aquellos que llenan mi camino con su olor a pasión. Me hacen recordar, y no es agradable.

El tiempo lo cura todo, sí. Eso es lo que tengo que pensar. No hace ni dos semanas, y ya lo tengo bastante superado… Vale, eso no me lo creo ni yo. Pero soy capaz de tenerlo al lado, puedo hacerme pasar por su amiga si eso le hace feliz. ¿Entonces qué hago caminando sola en la noche saboreando mis propias lagrimas? Sí, puedo verle a él. Pero no puedo ver a otra tocándole.

Sé que no tengo ningún derecho sobre él, que todo acabó, pero no puedo todavía. Es cuestión de tiempo, lo sé. Pero aun necesito más tiempo. El solo ver cómo trata a aquella chica, me mata. ¿Por qué? Porque me recuerda a mí… Me recuerda aquellos momentos cuando no éramos más que amigos y me ayudaba en todo. Siempre estaba feliz si el andaba cerca. Y ahora, ver como se aleja. Dios, como duele. Cuesta respirar… Por mucho que me empeñe en fingir estar bien me duele cada paso que doy. Me pesa el interior. Es como llevar siempre encima una mochila llena de libros, cada vez te debilita más. Aunque si lo miras de otra manera, al cabo de un tiempo te hace más fuerte.

Claro que sí. No pienso dejar que una persona arruine mi vida. Mi primer amor, mis primeras demasiadas cosas se han ido al garete, pero yo sigo aquí. Sigo adelante. Sigo caminando. No, ya está bien. No quiero seguir huyendo. Para. Dejo de caminar. Miro al mar y… sonrío. Sí, hacía ya tiempo que no sonreía de verdad. Sonrío porque sé que no acaba nada. Acaban momentos, caricias, miradas, risas, besos… Pero no acaba mi vida. Mi corazón está roto, de eso no tengo la menor duda. Pero ya he vivido otras veces con el corazón roto. No de una manera tan brusca pero sí. Por eso sé que el tiempo lo cura todo. Solo hay que darle tiempo. Y distancia. Eso es lo único que me va a joder muchísimo. Pero tengo lo más importante que hay en este mundo. Amigos. Amigos que me escuchan, me ayudan y me cuidan.

Puede que en algún momento creas que no los necesitas. Que ya tienes todo lo que quieres. No te mientas a ti mismo. Yo los perdí por luchar por lo que amaba. Y al final lo que amaba es lo que más daño me ha hecho. Pero si son amigos, siempre volverán. Cuando estés hecho pedazos vendrán y te curaran las heridas.
Por eso doy la vuelta y vuelvo por donde he venido. No sé el tiempo que llevaba caminando, ni el que tardaré en volver. Solo sé que vuelvo fuerte. Convencida. Yo puedo con esto. Soy fuerte, no necesito un protector siempre detrás. Puedo seguir mi vida como todo el mundo. Tengo quince años, y nadie me va a quitar eso. Juventud y vida. Eso tengo. ¿Qué más puedo pedir? Lo tengo todo. El tiempo lo curara todo. Mientras tanto, mi corazón se quedara a salvo en algún rincón, esperando a alguien que pueda volver a hacerlo feliz.

1 comentario:

  1. Pocas cosas tan sencillas y sin decoraciones ampulosas suelen llegar. Esta lo hace. Se nota que subyacen sentimientos profundos y se agradece. Una pieza muy cálida y de una prosa agradable.

    Me gusta.

    ResponderEliminar