lunes, 28 de junio de 2010

Publicidad engañosa.

¿Qué que quiero? ¿Qué que necesito? ¡¡DESAPARECER!! Eso es lo que necesito.

Solo quiero alejarme, a un lugar muy muy apartado. Donde no haya nadie que me moleste. Donde nadie me pida explicaciones. Solo quiero llorar, y chillar. Llorar y chillar hasta que me duela la cabeza. O hasta que mi mente se dé cuenta que no sirve de nada y se lo diga a mi corazón.

Cambio de opinión por días. Ayer mismo estaba “feliz y contenta” pensando que había vuelto a recuperar mi apoyo, mi camino, aunque fuera una bombillita. Pero en el fondo sé que no es así. Está claro que siempre me sacrificaré por las personas que me importan de verdad. Si realmente son importantes para mí me va a dar igual el daño que me hagan.

Lo intento. Juro por lo más sagrado que día tras día, hora tras hora trato de convencerme de que debo superarlo y seguir adelante. Pero siempre hay momentos en los que me cuesta tanto que me resulta imposible. Me pesa demasiado el cuerpo. Me sienta bien el aire fresco, estar al descubierto, pero cuando lo pienso me cuesta demasiado moverme de casa.

No me apetece hacer nada. Ni caminar, ni tener que reír por obligación, ni hablar, NADA. Lo único que me apetece es irme a un lugar sin nadie, y llorar. Puede que no sirva de nada, pero muchas veces es la mejor manera de desahogo. Sobre todo si eres de las personas cuya filosofía es que los demás ya tienen suficientes problemas como para tener que tratar con los míos también.

Claro. En realidad es verdad que lo que necesito es que alguien se preocupe por mí. Aunque suene muy egoísta. Sienta bien saber que hay alguien que en el fondo te quiere y se preocupa por lo que te ocurre. La putada es que estas personas permanecen tanto a la sombra que no te das cuenta de lo que hacen hasta pasado mucho tiempo.

Y cuando te das cuenta te sientes fatal. Te das cuenta de lo mucho que han luchado por ti y no vez la manera de agradecérselo, y de disculparte por todo lo que le has hecho pasar.

Aunque al final, supongo que da igual. La balanza se equilibra por sí sola, es el puto destino, mi enemigo. Tú has hecho sufrir, pues te harán sufrir. El dolor sentido es proporcional al dolor causado. Es ahora cuando me doy cuenta del daño que he hecho.

Por eso lo quiero. Mejor dicho, no lo quiero. No quiero que nadie se preocupe por mí en estos momentos, porque le dañaré. Y luego el destino se encargara de devolvérmelo. Así que, ya lo digo, aunque esto no llegara a mucha gente, PERDON. Perdón por el daño que voy a causar a personas que solo intentaran quererme y mimarme un poco.

Pero por ahora, solo quiero arrancarme la piel a tiras, gritar fuerte, muy fuerte. Tumbarme en cualquier lado y dormir. Dormir sin soñar. Sin tener que despertar. No quiero despertar, es lo peor de todo. Despertar y tener que afrontar cada día esta nueva realidad.

No. Quiero desaparecer, sin más. Que no me pueda encontrar ni yo misma. Desconectar de todo pero sin tener que pensar. Pero sé que en el fondo eso es imposible, así que… ni siquiera sé por qué lo pido.

Bueno, pensándolo bien, ahora puedo joder bien a alguien. ¿“Impossible is nothing”? Creo que te va a caer una buena Nike. Te pienso denunciar por publicidad engañosa.

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