jueves, 12 de agosto de 2010

Deseos, sueños, promesas, traición.

“Vivo de tu felicidad y tu calor”

Joder, que sensiblera me pone la lluvia. Supongo que todo eso que escribí es la verdad que niego a cada instante. Mi maldita droga. Todo aquello que mi intento de aparentar ser fuerte y pasar página esconde en lo más oscuro de mi alma.

Sí, es la verdad. Es una jodida putada. Es todo lo que te pedía, días después de que volvieran a salir de tu boca las palabras “¿Me perdonas?”
Claro, que bonito. Me puse a llorar. Lloraba de impotencia. De ver como por unos momentos mi mejor amigo me volvía a mirar con ese verde oro. Lloraba de saber perfectamente que desaparecería al cabo de unos minutos.

Dos días después me fui de viaje, pero todo estaba perfecto. Por lo menos me hablabas “algo”. Y, que error, llegué a creerme otra vez que todo estaba solucionado. Que todo volvía a ser como antes, cuando éramos inseparables amigos. Que tonta he sido. Te he creído lo mismo cuatro veces ya. ¿Me lo tragaré una quinta?

Es más, ¿habrá una quinta? Después de siete días de desconexión del mundo, una llamada, una simple pregunta, y una simple respuesta que me obligó a recapacitar.
“Otra vez igual”. Tres simples palabras que derrumbaron mi umbral de esperanza. Otra vez igual… ¿Qué coño me esperaba? Me lo llegas a preguntar hace tres meses y mi respuesta habría sido “Nada”. Mi respuesta ahora es “Todo”.
Me lo espero ya todo. Racionalmente sí, al menos. Mi corazón se sigue creyendo todo lo que dices.

Ellas son tus amigas de toda la vida, perfecto. Lo entiendo. ¿Pero ahora dejas de lado a una persona por la que, en su tiempo, dejaste de lado a estas tus amigas de toda la vida? Resumiendo, has hecho lo contrario en un año.
Concéntrate, aclárate las ideas. ¿No alardeas de ser tan listo? ¿No se supone que pensabas siempre antes en el resto que en ti mismo?

Estás pasando por completo de una persona que no ha hecho más que preocuparse por ti y querer que seas feliz. Y puesto que esa persona es la persona que mas me importa en el mundo, también tiene que ver conmigo.

Y, sinceramente, si tu “perrito faldero” tuviera cojones para plantarte cara, créeme que verías las cosas de otra manera. Porque claro, ahora las personas que critican son: o exnovias despechadas, o la mejor amiga de la despechada, o una persona con la que siempre has discutido o personas neutras completamente. Y en el bando de los “buenos” están: tú mejor amigo, tus amigos de toda la vida, el buen rollo, la fiesta en general.

Parece fácil escoger, de hecho lo es. Estás de vacaciones, no quieres peleas, discusiones y división de grupos. Tiene sentido. Piensas que el bando de los “malos” no hace más que reguiñar, que son los que están creando todas las historias.

Ay, que ciega he estado. Te tenía por un chico con los pies en la tierra. Y además, me has pegado la gilipollez.

Hoy por hoy, yo no debería elegir nada. Sé que de aquí tres días, cuando vuelva, tendré que elegir. Tengo las dos mismas posibilidades a escoger dentro de dos situaciones opuestas.

1. (Y que veo más probable que suceda)Llego de nuevo a la playa, y todo vuelve a ser igual. Dos grupos, personas jodidas innecesariamente, demasiado orgullo, poco cerebro. Y vuelves al inicio. Todo ha sido una gran mentira y la palabra gira en torno a mí.
-Opción A= Hago lo mismo. Le digo a mi cerebro emocional que cierre el pico y se joda. Es decir, no te dirijo ni la mirada más que para cosas inevitables y para discutir si hace falta. Y así hasta que se me pase la adicción a ti.

-Opción B= Vuelvo a repetir mi sermón sobre promesas. Vuelvo a luchar en nombre de la amistad, la felicidad y las nubes. Osea, consigo haceros sentir mal y por un tiempo me creo vuestras nuevas mentiras.

2. Segunda situación. Ni siquiera sé si esta opción puede llegar a existir, pero como ya me lo espero todo, hay que estar preparado. Esta escena es igual a la anterior, solo que aquí, por arte divino, no me ignoras, y de todo el buen rollo del mundo me preguntas como estoy y esas chorradas.
-Opción A= Hago como que todo está perfecto y, oye, colegas hasta la muerte. Otra cosa es que yo me lo crea.

-Opción B= La que más me gustaría hacer. No porque sea lo que quiero sino porque demostraría que soy una persona fuerte y decidida, que sabe admitir una derrota con la cabeza alta y racionalmente. Y esta seria, apartarte, y decir:
“No. ¿Qué haces? ¿Qué intentas hacer? ¿Crees que hoy por hoy un abrazo lo arregla todo? ¿Me crees tan tonta como para no darme cuenta que estás jugando conmigo? ¿Crees que no me doy cuenta de que pasa por tu cabeza? No me jodas. Piensas realmente que estás haciendo un esfuerzo, que te estás arriesgando por ser mi amigo. Y supongo que lo haces. Para ti seria mucho más fácil ahora mismo que yo no existiera, que nunca hubiera existido. Porque no he hecho más que meterte en fregados y, no sé si consciente o inconscientemente, he hecho que le hicieras daño a la persona que mas amas en este mundo. Te he provocado discusiones, momentos embarazosos y hasta una crisis de identidad.

¿Ves? Sería mucho más fácil para ti. Pero me estoy poniendo muy dramática. Dejémoslo en que sería más fácil si yo hubiese actuado como una persona normal hace dos meses. Si en vez de luchar contra el mundo para conservar nuestra amistad me hubiera cabreado, hundido, o lo que sea, pero hubiera cortado cualquier tipo de relación o comunicación contigo. Ahora no tendrías que preocuparte de que… bueno, de lo que sea que te preocupes, si es que lo haces.

No tendrías que mentirme, que mentirte a ti mismo. Si te estás comportando como lo estás haciendo ahora mismo no es porque te duela, o porque de verdad te importe lo más mínimo. Lo estás haciendo porque te he hecho sentir mal. He hecho que pensaras solo daño y que… un millón de cosas. Y eso es lo que te pesa.

Pero no porque tú lo creas así sino porque te he hecho sentir responsable de todo. Lo sabes, pero no lo sientes. No te culpo por ello, tú ahora eres feliz y estás tranquilo, tienes amigos que te quieren y te apoyan, tienes a la persona que amas al lado, tienes vacaciones, y dieciocho años. Si yo fuera tú también sería feliz, y me complicaría menos la vida.

No te culpo por ello, no. Te culpo por no darte cuenta de tu situación. Por no darte cuenta de lo falsamente que te estás comportando.
Pasas de los malos rollos, está bien. No quieres más problemas, estupendo. Eres feliz, más que perfecto. Pero jamás actúes como no quieres actuar. He aprendido mucho este año, pero lo más importante sin duda es “siempre la verdad por delante”.

No quiero respuestas, no quiero excusas. Y mucho menos disculpas, sobre todo si son falsas. Solo dame la razón, piensa en quien eres realmente y dímelo. Y haz lo que te salga del corazón. No le debes nada a nadie. Tu vida es tu vida, recuérdalo.

Cuando te des cuenta de que tengo razón, créeme, serás más feliz todavía.
Y cuando realmente te des cuenta de lo que has perdido (espero que lo hagas algún día), bueno, tienes el número de mi casa guardado. No te negaré nunca nada. Eso sí, tienes que sentirlo de verdad. Si no, ni te molestes.
Mi mejor amigo sabe lo que debe hacer y, díselo de mi parte, me muero de ganas de verle y abrazarle.

Adiós.”

Dios, me quedaría muy a gusto. Pero sé que es imposible. De primeras, porque no me dejarías acabar, de segundas, porque siempre tienes argumentos para todo. Y por último, porque soy incapaz de aprenderme de memoria un texto tan largo.

Hace ya dos meses. Ni siquiera sé porque sigo removiendo toda esta mierda. Ni siquiera sé porque sigo escribiéndote a ti, si nunca lo leerás. Es malgastar tinta inútilmente.
Supongo que es verdad que soy una cabezota y que probablemente no pararé hasta que me des la razón.

O a lo mejor es que me viene de familia ser la abogada del diablo, de lo indefensible. Quien sabe… ¿tú lo sabes?

Me siento como si hablara con la nada. Que es exactamente lo que hago. Pero me gusta. Cuando no hablo con nadie no hay nadie que me replique.
Joder, necesito un amigo. ¿Sabes que es la putada? Que sé que los tengo. Sé que tengo muchas personas que me apoyan, que me ayudan, que me quieren y que, simplemente, no siento.

Las veo, las noto, pero sigo sintiéndome igual de vacía. La persona que siempre ha estado ahí para mí está en una situación muy parecida, pero en un lado un poco opuesto al mío. Mi mejor amiga, que me lo describió con la frase: “Me siento sola en un mundo lleno de personas que me quieren”. Una gran frase, amiga mía. Pero para mí que nos aislamos conscientemente.

No queremos demasiado contacto con el mundo, con las personas, porque, ella sabe tan bien como yo, que cuando de verdad te abres y te unes a una personas estamos expuestos al más grande de los peligros. La traición.

Y, tarde o temprano, siempre llega. La gente es un asco. Y las mentiras más.

Buscándote, brillo de ojos verdes. ¿Dónde estás?

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