lunes, 16 de agosto de 2010

Conclusiones.

Soy tan idiota. En un solo día, ni siquiera sé como sucedió, todo volvió a ser igual. Me siento tan sumamente decepcionada del mundo. De las personas. Todo se puede dividir en “mucho orgullo, poco cerebro y demasiados perritos falderos”.

Por la mañana todo genial, pero por la tarde empezaste a dar por culo. Eres un crio. No sabes lo que quieres y no tienes el valor para afrontarlo. Y encima, te picas. Estaba jugando, tan solo quería arreglar esa tensión constante. Pero es que te comportas como un niño de tres años. Eres tú el que empieza jodiendo con bromitas que no tienen ninguna gracia y luego te enfurruñas y ale, pues ahora no os hablo.

¿Te parece normal? Es de las cosas más estúpidas que he visto hacer en mucho tiempo, y he visto muchas estupideces. Ya me tragué cuatro veces tus falsas disculpas, pero estoy hasta las narices de que pienses que tú eres la víctima y nosotras las malas. Das mucha pena.
¿Pero sabes qué? Que todo tiene un límite. Y que mi límite ya lo has sobrepasado.

No pienso volver a hacer nada por ti. Y ya me da igual que lo vaya a joder yo todo por un pique. Estoy hasta los huevos de que juegues conmigo porque te creo todo lo que dices.
Para mí ya no eres nada. No, sí que lo eres. Eres el único maldito estorbo de mi camino.
Una piedra puesta en medio para que me caiga y me haga daño.

Me has jodido el verano. Te podía aguantar a ti, podía aguantar todo lo demás. Pero que ya cuatro veces me hayas prometido ser mi amigo y luego ni siquiera me saludes es demasiado.
Pensaba que tenía amigos falsos, amigas falsas a las que dejé llorando y heridas en un rincón por ti. Y ahora me he dado cuenta que la falsa fui yo. Pero ellas, me han demostrado más con una simple frase que tú en seis meses. Porque ellas, a pesar de que les jodiera y me apartara de ellas como una idiota, cuando he estado mal han vuelto a ayudarme. Me han demostrado que de verdad estarán a mi lado cuando las necesite.

Tú. Tú me lo has dicho mil veces, pero bien pocas me lo has demostrado. Y ahora, aún menos.
Espero no volver a verte nunca más. No quiero que me hables, no quiero siquiera que me mires.

Durante mucho tiempo he estado repitiendo que no me arrepiento de nada, a pesar de todo. Pues bien, hoy todo cambia.
Hoy desearía que jamás os hubieras cruzado en mi camino hace un año. Me has hecho llorar tanto… Puede que no siempre por algo malo, pero, tú mismo me lo dijiste “Quien realmente merece tus lágrimas jamás las dejará caer”.
Me arrepiento de haber luchado por ti en todo momento. Me arrepiento de haber dejado que pasaran tantas cosas contigo. Me arrepiento que aún hoy en día tenga que girar la cabeza para no verte, porque me duele.

Y sé muy bien que a ti esto te da absolutamente igual, pero algún día, cuando estés llorando por las esquinas, te darás cuenta de lo mucho que has perdido. Y de las muchas mentiras que estás diciendo a los demás y a ti mismo incluso por no saber pensar con claridad.

Y espero que cuando necesites que alguien te de un abrazo para consolarte no encuentres a nadie a tu alrededor. Te lo digo por experiencia, todo el mal que les causas a las personas al final se vuelve contra ti. Y espero que te duela tanto que no puedas ni respirar.

Hoy, dieciséis de agosto, he enterrado a mi mejor amigo. Ya no eres más que un bonito recuerdo lleno de mentiras y canciones bonitas. Nuestra amistad, ese pequeño rayo de luz que ha seguido existiendo gracias a mi esfuerzo, se ha apagado. Se ha roto en trocitos y ha caído.
Espero que alguno de esos trozos afilados te caiga encima, y te haga reflexionar. O madurar, que también te hace mucha falta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario