lunes, 30 de agosto de 2010

Con la verdad por delante.

Quiero volver al día de hoy de hace un año. Estaba en la misma situación, y al contrario completamente diferente.
Quiero otra vez a ese chico que me contaba sus penas y se reía siempre que yo le hablaba, ese chico que me confió secretos íntimos y al que acabó siendo la persona más importante de mi vida. A ese chico que me enviaba un mensaje a las dos de la mañana solo para desearme suerte n un examen, o para darme algún consejo, o simplemente para darme las buenas noches.

Éramos amigos, ¿verdad? Muy buenos amigos. Siempre me dices que nunca me has mentido, que todo lo que has dicho en su momento lo sentías de verdad, te voy a creer. Y al creerte tengo en cuenta que siempre vas a contar conmigo cuando lo necesites, que somos una parte indispensable de tu vida, que te gusta estar con nosotros.

Cuando empezamos a ser amigos, siempre nos tomaban el pelo y nos mareaban con que si éramos novios y esas cosas. Que hacíamos buena pareja. La verdad, a ojos del resto del mundo lo parecía. Siempre estábamos juntos y no desperdiciábamos una oportunidad para hablar o darnos un abrazo.
Y la gente, como es tan superficial, siempre me decía que la amistad entre un hombre y una mujer es imposible, (a no ser que uno de ellos fuera homosexual) en cambio tu y yo fuimos diferentes durante un tiempo, al final sí, vale, sucumbimos, pero tal y como lo veo ahora, era inevitable.
Te explico por qué.

Mi padre me dijo una vez “Dos personas no se conocen del todo hasta que tienen una relación amorosa” (En realidad dijo “hasta que se acuestan” pero eso es muy bestia).
Aún así, nos llegamos a conocer tanto que llegamos al extremo de necesitar saber más del otro, y lo único que nos faltaba era probar en nosotros mismos todas las anécdotas amorosas que nos contaba el otro.
Y sucedió.

No salió bien, claro. Pero porque tú y yo no estamos hechos para salir juntos, estamos hechos para ser amigos, para ser un apoyo constante para el otro siempre, en cualquier situación. En todo.

Una vez me dijiste “Si alguna vez tienes un problema y te da miedo mirar atrás, siempre podrás mirar al lado y allí me encontrarás, para ayudarte a superar cualquier obstáculo.”
Pues yo hoy te digo: “TE NECESITO”

Y ahora, que ya nos “conocemos del todo”, ¿por qué no seguir con nuestra amistad? Pero con nuestra amistad de antes, esa en la que nos daba igual todo lo demás.
Yo, por mi parte, no veo ninguna objeción a ello. Si tú me dices que quieres, yo no me pienso cortar mas, ni rayarme más, ni montarme más paranoias, te lo juro.

Si no quieres, o bueno, si te va provocar algún tipo de problema, (que también entiendo) me cortaré todo lo que pueda. Pero nadie me va a prohibir, excepto tú, que siga hablándote y preocupándome por ti.

Te quiero, te necesito. Quiero y necesito un abrazo TUYO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario